sábado, 22 de noviembre de 2008

El hospital de la iglesia



El otro día nuestra iglesia inicio un hospital… Pudimos rentar un terreno con una clínica ya construida, al parecer los dueños quebraron y prefirieron alquilar los equipos y todo lo demás, fue una bendición, no tuvimos que comprar nada, no tuvimos que ganarnos a los clientes con publicidad, fue una bendición caída del cielo. Nadie tuvo que mover un dedo, sacar los permisos o pensar en la mejor ubicación, de la noche a la mañana estábamos al frente de una clínica y no podíamos estar más contentos, solo de imaginarnos el enorme alcance de nuestro nuevo ministerio.

 

Al momento de tomar la clínica, uno de los pasos más importantes fue seleccionar el personal, no íbamos a dejar algo tan vital en las manos de cualquiera, así que el pastor personalmente se encargo de decidir quien haría cada tarea.

 

Comenzó por nombrar a la secretaria de la iglesia (la hermana Aminta) como secretaria principal del hospital,  un par de nosotros no entendimos bien a que se dedica una secretaria principal del hospital pero todos nos contentamos pues la hermana Aminta es una de nuestra mas queridas miembros.

 

Después necesitábamos personal que recibiera a los pacientes y les tomara los datos, así que pensamos que lo mejor sería colocar allí a las chicas del grupo de alabanza, ya que lucen bien y tienen bonita voz, de nuevo no todos estuvieron de acuerdo pero nadie quiso llevar la contraria.

 

Un aspecto muy importante del hospital son los médicos, así que los lideres decidieron ser muy selectivos y cuidadosos, después de todo; de su trabajo dependería en buena medida la imagen del hospital, en un principio nadie estaba muy seguro de quienes serian los responsables de la tarea, pero al final se decidió que los diáconos y el pastor serian los mejores, después de todo si hay un grupo con buen testimonio y esta dispuesto a servir, es el grupo de diáconos, el hecho de que solo uno de ellos había estudiado un par de semestres de medicina no desanimo ni a la secretaria en jefe del hospital, ni a las muchachas del grupo de música (ahora encargadas de medir y pesar a los pacientes) ni a nadie mas.

 

El grupo de diáconos ahora se ha transformado en un equipo medico.

 

Llego el turno de las enfermeras… por aquello del servicio y el trato amable hacia las personas, las elegidas fueron Carolina y Andrea (Maestras de cuna)

 

En la iglesia hay dos estudiantes de medicina de 7mo y 8vo semestre, ellos también fueron tomados en cuenta porque hacían falta dos personas para tomar las llamadas telefónicas y ya que ambos saben algo de medicina, se decidió que ellos serian magníficos recepcionistas

 

Por ultimo era necesario un buen cirujano, (sino quien operaria a los pacientes?) En esta ocasión la hermana Aminta, Laurita y Anny, así como las enfermeras y el equipo medico oraron y decidieron que el pastor era el más adecuado.

 

Se impusieron las manos, hicieron un culto inaugural, hubo lágrimas y a partir de allí nos iniciamos en este maravilloso ministerio con una clínica de altísima reputación en la ciudad y lo mejor de todo sin haber movido un dedo. Es que: “las cosas que Dios hace son así”… “sus caminos son diferentes a los nuestros”… “en el pasado el ha utilizado hasta a burros”… “Quien podría contradecir a este maravilloso equipo de siervos?”… “Desde que alquilaron la clínica ellos son los nuevos jefes”… etc, etc.

 

Dos meses después la clínica sigue siendo muy conocida, La hermana Aminta aun no tiene idea de para que sirve su cargo, pero siempre llega puntual, las enfermeras están experimentando problemas porque su fuerte es dar clases bíblicas a los niños, pero atienden a los pacientes con amor, las secretarias se la pasan ensayando las canciones del domingo durante el día (a veces a los pacientes les molesta escuchar tanto la misma canción), los médicos (antes diáconos) básicamente dan consejos bíblicos muy buenos a los pacientes, los recepcionistas (estudiantes de medicina) viven frustrados y a veces incluso su trabajo no lo hacen como deberían (por sencillo sea) y el pastor ha perdido ya cuatro pacientes en el quirófano… ¡Pero la otra vez se convirtió el familiar de un occiso en el funeral! Nuestra alegría fue impresionante al ver los primeros frutos de nuestro nuevo ministerio…

 

¿Extraña historia verdad? En realidad en mi iglesia no haríamos tal cosa y tampoco alguien se ha atrevido a alquilarnos un hospital, ¿pero que tal, si en vez de hospital contamos esta historia con una radio?, ¿les recuerda algo?

 

Para pensar ¿Verdad?

 

Por cierto tampoco tenemos radio.  

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